Las ausencias y el paso del tiempo marcan el nuevo libro de Juan Cobos Wilkins, que se publica en la colección Vandalia

Regresa a la colección con el libro ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’

Regresa a la colección Vandalia uno de los poetas más destacados de la lírica española contemporánea, el onubense Juan Cobos Wilkins. Su anterior libro, ‘Biografía impura’, tuvo una excelente acogida entre los lectores y la crítica. Y ahora presenta un nuevo poemario bajo el sugerente título de ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’, que contiene y proyecta dos hondas imágenes simbólicas y complementarias: de un lado, la de un mundo, una forma de vida que el poeta va viendo desmoronarse, y de otro su propia existencia, que va sufriendo una honda y lógica transformación con el paso del tiempo. Muy presentes en sus versos están la desolación, el desamparo, la indefensión, la orfandad, el extrañamiento, el desarraigo y la contradicción hermosa e hiriente de existir.

‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’ se presenta el martes 26 de enero en Madrid, a las 19,30 en la librería Rafael Alberti. Posteriormente, el poeta estará con los lectores en Huelva, su tierra natal (el 11 de febrero), en Sevilla (16 de febrero) y Málaga (25 de marzo).

Estamos ante un libro marcado por las ausencias, las pérdidas, la asunción del dolor y la conciencia del compromiso solidario con el sufrimiento del otro. Construido con, desde y sobre el vacío, el nuevo poemario del escritor onubense Juan Cobos Wilkins tiene el paso del tiempo como ritmo de sus versos, a los que se asoma la transparencia de la infancia y el hálito del amor, capaces –a pesar de que el mundo se derrumba– de lograr todavía la magia, el asombro, “la alada metamorfosis” que desafía a la muerte.

– ¿En qué momento de su vida, de su biografía, llega este nuevo libro de poemas?

– Todos los momentos son el momento. Pero es cierto que la escritura de ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’ se ha producido en un tiempo que responde a lo que su título  indica: yo veía y sentía que una cierta forma de vida vivida, un cierto mundo habitable y habitado, se desmoronaban en paralelo a la propia existencia. Lo que no imaginé hace unos cinco años cuando surgió el primer poema es que el título iba a resultar tan ajustado a la realidad que nos acechaba, tan espejo de ella.

– Más que nunca, ¿escribir poesía le ha servido para sobrevivir estos últimos años?

– Acordándome de Tranströmer, diría que la costa estaba baja y si la pleamar subía, aunque fuese solo un par de centímetros, la inundaría. La poesía ha empapado esos centímetros, se los ha bebido…, y no me ahogué. En esa esponja, en esa sed, crecían los poemas de este libro.

– ¿Y puede salvar la poesía al mundo o eso es una aspiración demasiado idealista?, ¿ya no hay poesía que nos salve?

– Si al menos fuese al contrario… Es decir, si el mundo, tal como gira en estos tiempos, fuera el que intentase salvar a la poesía, ya resultaría muy significativo, un paso. Siempre digo que si a los lectores debiera considerársenos especie protegida como el lince o el urogallo, a los de poesía, además, tendrían que facilitarnos la reproducción y hasta ponernos piso.

– ¿Cómo se pueden alternar vértigo y serenidad, soledad y belleza, desamparo y desarraigo sin que el autor aparezca desquiciado?

– Pero es que eso es estar vivo. Así es la vida…, llega todo a la vez y revuelto. Además, inesperadamente. En el espejo del poema, si está vivo, todo queda, y permanece aunque nosotros ya no estemos ante él.

– También es este libro un reconocimiento evidente al paso del tiempo, pero al que se planta cara, se desafía, ¿es así?

– Más que pelear con él, más que combatir contra él, que sería batalla perdida, lo que intento es convertirlo de enemigo en amante. Y no se trata de una muda fácil, es toda una metamorfosis.

– Los músicos, compositores y cantantes, se acercan a su poesía, quieren musicarla, cantarla…

– Son regalos inesperados. Creo que la primera en musicar un poema mío fue la cantante sueca Carita Boronska, ella hace rock, pop, jazz…, vinieron luego brillantes pianistas y compositores como José Zárate y Rafael Prado; más tarde parece que llegó el turno del flamenco, y el grandísimo cantaor Arcángel grabó un disco con los poemas de mi libro ‘Biografía impura’; ahora, sin haberse publicado aún ‘El mundo se derrumba y tú escribes poemas’, el grupo Planeta Jondo ha creado todo un espectáculo con algunos de sus poemas llevándolos al flamenco, jazz, bolero… Y en el horizonte quizás vuelva la música clásica porque hay un hermoso proyecto con el pianista Javier Perianes, una figura internacional. Y no puedo olvidar la fusión de música y literatura que con la heterodoxa y genial Martirio he realizado por tantas ciudades.

– Entre poemario y poemario, ¿tiene tiempo para dedicarse a la narrativa?

– Sí, me resulta natural y fértil transitar ambos géneros, incluso en paralelo, simultáneamente. Pero es que además entre un libro mío, ya sea novela o poesía, y el siguiente pueden transcurrir ocho, diez, once años…

– Usted es uno de los escritores con mayor relación con los lectores, con el público en general, ¿qué encuentra en estas actividades de fomento de la lectura?

– Son vasos comunicantes entre el escritor y los lectores, una fuente de retroalimentación mutua. Y hay causas sociales, cívicas, con las que deseo compartir las palabras que tengo y las que sueño.