Pablo Morillo, director de la Fundación José Manuel Lara; Rosa García Gutiérrez, directora de la Cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Huelva; la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, e Ignacio F. Garmendia, editor de la Fundación José Manuel Lara, durante la presentación de ‘Poemas impersonales’. (Fotos: Luis Serrano)
El poemario se acompaña de un estudio introductorio, notas críticas y un cuaderno con álbum fotográfico y facsímiles de los manuscritos
La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, presidió la presentación de este excepcional libro
A finales de 1912 Juan Ramón Jiménez regresa a Madrid después de seis años de retiro en Moguer, acarreando en su equipaje un buen número de libros inéditos, de los que solo dará a conocer una breve muestra en sus selectas ‘Poesías escojidas’ (1917) y en la posterior y muy difundida ‘Segunda antolojía poética’ (1922). Soledad González Ródenas reúne en la presente edición los textos pertenecientes a ‘Poemas impersonales’, uno de los títulos más singulares que, tras su muerte, quedaron sin publicar en su totalidad. El libro fue presentado en la Biblioteca Pública Provincial Infanta Elena por la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo, así como por Rosa García Gutiérrez, directora de la Cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Huelva, e Ignacio F. Garmendia, editor de la Fundación José Manuel Lara, ya que este poemario aparece en la colección Vandalia.
Por culpa de la pandemia no pudieron acudir a la presentación de Sevilla Soledad González Ródenas, editora de esta excepcional publicación, y la sobrina nieta del poeta, Carmen Hernández-Pinzón. En su intervención, Garmendia, que defendió que Juan Ramón “contagia a los estudiosos que abordan su obra con sus cualidades morales, como son la pulcritud y la entrega obsesiva al trabajo bien hecho, lo que se percibe también en la labor de Soledad”, ya que este ha exigido un largo rastreo en archivos de Madrid y Puerto Rico y ha sido posible por tratarse de una gran conocedora de la literatura juanramoniana .
Compuesto en su mayor parte en 1911 y revisado varias veces a lo largo de la trayectoria del poeta, se conservan aún en sus archivos más de medio centenar de composiciones hasta ahora desconocidas. El poemario inicia la estética sobria y concisa que más tarde denominará ‘poesía desnuda’, y se distingue netamente del resto de los suyos. JRJ recoge en él un corpus que aúna la expresión personal con acentos no estrictamente propios: “lo menos mío que es posible”. Constata así un peculiar desdoblamiento de identidad, capaz de desarrollar tonos de inspiración diversa y variaciones de personalidad con las que el poeta configura difusos heterónimos de sí mismo.
Libro nunca publicado en su totalidad del mayor poeta español del siglo XX, con más de medio centenar de poemas inéditos, este nuevo título de la colección Vandalia es una de las grandes sorpresas de la temporada editorial, un nuevo tesoro literario que ve la luz gracias a la autora de la edición, Soledad González Ródenas, (reconocida especialista en la obra del Nobel moguereño con quien hablamos a continuación), y a los propios herederos del poeta andaluz, que velan por el rico patrimonio, custodiando y dando difusión al legado del escritor.
- ¿Cuántos poemas inéditos presenta este libro y cómo los califica? ¿de qué época?
- El libro recoge 47 poemas inéditos y 6 nuevas versiones de textos ya publicados, corregidas especialmente para ‘Poemas impersonales’. La mayor parte de ellos fueron compuestos entre 1911 y 1923. No obstante, algunos fueron nuevamente modificados entre 1953 y 1954, años en los que JRJ intenta por última vez la organización de su obra completa. Su origen se encuadra, por tanto, en una época que podríamos llamar de transición entre la estética modernista y la llamada ‘poesía desnuda’.
- ¿Qué característica tienen en común?
- Su autor dijo de ellos: “Tienen un parecido entre sí: el ser diferentes a los demás versos”. Constituyen un corpus anómalo que JRJ considera impersonal por ser el resultado de vivencias e impresiones cuya expresión no considera enteramente propias. Él mismo afirma que son “poesías que yo comprendo que no me suenan a mías, como a veces parece que no hablamos palabras nuestras, ni hacemos nuestros solos jestos. No son imitaciones, pero son, sin ser de otros, lo menos mío que es posible”. Casi podría decirse que constituyen difusos heterónimos o apócrifos de sí mismo. De hecho, llegó a publicar alguno de estos poemas con el pseudónimo Jaime Luis Piquet y en ellos se refiere a sí mismo con Adán Pasión Jiménez.
- ¿Qué temas toca este libro?
- Los temas son muy variados. JRJ divide el libro en cinco secciones: ‘Preludios’, ‘Versos a, por, para…’, ‘Iconolojías’, ‘Al encausto’ y ‘Dejos’ en las que experimenta con distintas posibilidades que se relacionan en gran medida con su formación a través de la lectura de otros poetas y sobre todo con su profundo interés en las artes plásticas y la música, elementos que formarán parte esencial en su estética. Otras veces son el resultado de impactos que le produjeron determinados momentos vividos con amistades o incluso con personas desconocidas: la contemplación de una anónima joven ahogada, la risa espontánea de una adolescente, el regalo de un libro por parte de Alberto Giménez Fraud, el nacimiento de Soledad Ortega Spottorno, el homenaje a ‘Azorín’, la jubilación de la actriz Rosario Pino…
- Formalmente ¿cómo los definiría?
- Al igual que en lo que respecta a los temas, las formas métricas no siguen un patrón fijo y varían dependiendo del marco en el que surgen. Podemos encontrar formas muy cercanas a los alejandrinos modernistas, otras al verso libre o al romance. Otras, poemas dialogados o curiosas composiciones que recuerdan las cantigas de amigo, o emulan los cuadros de Rossetti, Burne-Jones o Böcklin. Es un libro realmente rico y variado en cuanto a formas poéticas.
- ¿Por qué no llegaron a publicarse?
- Durante su retiro en Moguer entre 1906 y 1912, JRJ compuso una gran cantidad de versos que distribuyó en varios libros. Fue publicando aquellos más afines a la estética modernista dentro de la cual era ya un poeta muy reconocido (‘La soledad sonora’, ‘Poemas mágicos y dolientes’, ‘Melancolía’ y ‘Laberinto’). Las dificultades económicas de su familia –que hasta entonces le había facilitado la publicación de su obra– y un nivel de autoexigencia cada vez más acusado hicieron que el poeta fuera postergando la publicación de una serie de libros más experimentales –entre los que se encuentra ‘Poemas impersonales’– que suponían una transición hacia nuevas formas creativas. La eclosión de estas nuevas formas se producirá entre 1915 y 1916 con la composición de ‘Estío’, ‘Sonetos espirituales’ y el célebre ‘Diario de un poeta recién casado’. La enorme capacidad creativa de JRJ lo obligará a elegir prioridades a la hora de publicar y este conjunto de transición quedará postergado sine die. A la espera de una organización de su obra completa que nunca logró concluir, solo dará a conocer pequeñas muestras en sus antologías poéticas y, puntualmente, en algunas publicaciones periódicas.
- ¿Qué queda por conocer de JRJ? ¿Por descifrar de su obra? ¿resta algo de su obra por sacar a la luz?
- Los archivos conservados del poeta son inmensos y continúan aún hoy día muy desordenados. Más de sesenta años después de su muerte sigue siendo posible encontrar muchos textos, anotaciones y reflexiones inéditas que no han sido incluidas en su obra conocida. Algunos de los libros publicados póstumamente han de ser revisados y mejor editados. Quedan, además, algunos que como ‘Poemas impersonales’ nunca habían sido publicados completos. La obra de JRJ sobrevive entre esa «inmensa minoría» que lo ha seguido siempre. No obstante, me gustaría que el gusto por su obra trascendiera más allá del sublime e imprescindible ‘Platero y yo’, sobre todo en escuelas e institutos de secundaria; que se conociera mejor su política poética, sus conferencias, su agudo sentido del humor crítico, su versatilidad estética y menos ese anecdotario –mu-chas veces tergiversado según conveniencias– que lo presenta como un ser irascible, egocéntrico y despreocupado por su tiempo.
- ¿Cree que los herederos del legado de Juan Ramón Jiménez están ayudando a conocer su obra y su vida? ¿Hay alguna etapa o pasaje de su vida que aún nos pueda sorprender?
- Los herederos de Zenobia y JRJ forman una comunidad muy numerosa de cuya gestión se hizo cargo su sobrino Francisco Hernández-Pinzón hasta principios de los noventa y después su hija Carmen hasta enero de este año. Ambos han dedicado gran parte de su vida a la difusión de su inmensa obra y han facilitado enormemente la publicación del gran número de inéditos que quedó en sus archivos de Madrid y Puerto Rico. Carmen, como lo fue su padre, es la mejor conocedora de estos archivos, de la difícil caligrafía del poeta y su mujer, así como de todos los detalles que tienen que ver con la vida y la obra de Zenobia y Juan Ramón. Su generosidad siempre ha sido inmensa y ejemplar, y todo editor e investigador debe tener en cuenta sus valiosas e imprescindibles aportaciones si quiere realmente hacer un buen trabajo.
- ¿Qué tiene Juan Ramón que no transmitan o presenten otros poetas de su altura y prestigio? Sobre todo si se tiene la intención de captar con su obra a nuevos lectores, generaciones más jóvenes
- Diría que tiene lo fundamental que ha de tener todo verdadero poeta. Más allá del ejercicio literario la poesía representa un camino asistemático de conocimiento e integración con nuestro entorno que rellena esos huecos que deja la limitadísima percepción de lo meramente material que cunde en las sociedades llamadas avanzadas. Para JRJ la poesía tiene una imprescindible misión social, la de hacernos más sensibles y más propiamente humanos. Es lo que llama ‘ética estética’ y la lectura profunda de su poesía es un buen camino para alcanzar esa sensibilidad que considera la mayor fortaleza posible en el ser humano.