El escritor Eduardo Mendoza pasó por Sevilla para presentar la obra ganadora del Premio Planeta 2010, ‘Riña de gatos. Madrid 1936’, un encuentro con los medios de comunicación en el que manifestó que “no concibe la vida sin la literatura”, por lo que cree que “si no escribiera para qué iba a salir a la calle”. Mendoza, que estuvo acompañado por la finalista del Premio Planeta, Carmen Amoraga, con la obra ‘El tiempo mientras tanto’, hizo estas declaraciones en alusión a la afirmación realizada por Ana María Matute tras conocer la concesión a esta escritora del Premio Cervantes, “un reconocimiento a la entrega total de una vida a esto de escribir”.
El escritor barcelonés señaló que los que “nos dedicamos a la literatura comenzamos desde pequeños, viviendo inmersos en ella, como lo puede hacer un peluquero que se fija en el peinado y corte de los demás”. En este sentido, Amoraga afirmó que “los escritores no pueden evitar escribir”. Con respecto al galardón obtenido por Ana María Matute, Mendoza aseguró que es “un reconocimiento que necesitaba y que merecía, pues se le ha tratado mal. Era un hecho de justicia personal y literaria”. En este sentido, resaltó que poco a poco se está “corrigiendo” el machismo al que ya hacía alusión Matute, pues en la literatura cada vez tienen más presencia y se reconoce la calidad literaria de la escritoras. Por último, el escritor barcelonés reconoció que “le extrañaría que fuera propuesto para el Cervantes” y hablar del Nobel, que este año ha recaído en su amigo Vargas Llosa, es “jugar en otra división”.
Los escritores presentaron en Sevilla sus respectivaas novelas, última ciudad de la promoción, y reconocieron que tras esta promoción esperan que “el público logre entender lo que han escrito”. Mendoza expresó que su obra ‘Riña de gatos. Madrid 1936’, es una novela de intriga con tratamiento humorístico de los años previo a la Guerra Civil, con un análisis sociológico-paródico de la sociedad madrileña y el conflicto de telón de fondo, por lo que “no es una novela de risas”, ya que “el planteamiento humorístico no devalúa la situación dramática, sino que le otorga su verdadera dimensión”.