El libro, que fue presentado en Madrid por Andrés Trapiello, incluye un inédito titulado ‘Días y trabajos’ y una adenda con fragmentos de sus diarios que indagan en el proceso creativo de su obra
Más de cuatro décadas de dedicación a la poesía se reúnen en ‘Pasión y paisaje. Poesía reunida (1974-2016)’, volumen en el que Jacobo Cortines ha recopilado su obra conocida, más el inédito ‘Días y trabajos’. En total, seis libros acogidos a los dos principios que mueven el mundo: lo dionisíaco y lo apolíneo, eros y tánatos, bajo múltiples disfraces de imágenes y metáforas, de ritmos y cadencias. El resultado es “una autobiografía moral y estética”, como él mismo define este libro, un repaso a una vida que el poeta califica de “más feliz que amarga”. Los dos sustantivos del título responden a dos posturas ante la vida que tienen a su vez su reflejo en la literatura. De una parte, la pasión, el padecimiento, la conmoción, los movimientos del deseo, las obsesiones violentas; de otra, el paisaje, la serenidad, la claridad, la tendencia a la armonía, la distancia, la medida. Luces y sombras que han marcado la trayectoria creadora de este poeta, que presentó este volumen en Madrid, acompañado del escritor Andrés Trapiello, y que el día 5 de abril presentrará también el libro en Sevilla, en la sede de la Academia Sevillana de Buenas Letras.
-Este libro reúne su poesía escrita a lo largo de más de 40 años. Después de leerlo, ¿qué impresión cree que podemos sacar de su vida? ¿cómo cree que ha sido a grandes rasgos: alegre, triste, solitaria, comprometida, feliz, emotiva, obsesiva, llena de amor, de buenos amigos…?
-La impresión que pueda sacar un lector dependerá de su sensibilidad y de su capacidad de penetración. Algunos percibirán el sentido unitario de mi poesía, pues el conjunto no es una acumulación de historias inconexas, sino que conforman una historia única y superior: una autobiografía moral y estética. A grandes rasgos mi existencia ha sido más feliz que amarga. He tenido la suerte de compartir un gran amor y de contar con amigos que me han abierto mundos. Pero en una vida que ya va siendo larga ha habido también momentos, y muchos, dolorosos: muertes cercanas, desengaños, angustias, fracasos, errores…, lo propio de la condición humana.
-Pasión y paisaje ¿qué pesa más?
-Procuro que esos dos principios estén lo más equilibrado posible. Son dos ejes sobre los que gravita una existencia que reclama tanto la luz como las sombras para dar expresión a ella misma. Dos polos que se oponen y se atraen al mismo tiempo, que se necesitan el uno al otro para que la discordia creadora halle su realización.
-¿Se nota que el autor de esta obra es andaluz, o esa característica no es apreciable a simple vista?
-No creo que un escritor pueda ser calificado de “andaluz”, “gallego” o “vasco”. Eso es un concepto geográfico, no literario. Otra cosa son las tradiciones de las que se parta y en las que se inserte. Mi punto de partida ha sido el español como lengua, que luego con el transcurrir de los años se ha enriquecido con otras lenguas y tradiciones: los clásicos grecolatinos, la Biblia, poetas franceses, ingleses e italianos… Mi ideal de vida es el retiro horaciano, y eso lo he encontrado en mi tierra nativa. Andalucía ha dado excelentes poetas que han sabido hacer de ella, por su luz y belleza, una suerte de paraíso. En este sentido mi poesía es deudora de sus cantores.
-‘Días y trabajos’, la nueva entrega que incluye, ¿qué ofrece al lector?
– Tiene tres secciones. La primera, ‘De vita beata’, es una continuación de la temática del paisaje. La segunda, ‘Afinidades’, son dos homenajes: al músico Manuel Castillo y a la pintora Carmen Laffón. La tercera, ‘Días y trabajos’, está constituida por tres poemas de cierta extensión: uno dedicado a la música; otro, ‘Europa’, es una denuncia y un canto de compasión a las víctimas de los desastres de la guerra; y el último, ‘Réplica final’, una recreación del mito de Pandora, según lo cuenta Hesíodo, pero para negar que la mujer sea la causante de los males del mundo, más bien lo contrario. En el fondo es un poema de amor dedicado a la destinataria de mi obra.
-También vemos que lleva una adenda, ‘Huellas de una creación’. ¿Qué nos descubren esas páginas: al poeta, al hombre, al profesor
– Son fragmentos de mis diarios que indagan en el proceso creativo de los poemas y Quien habla es el poeta, que es inseparable del hombre. No hay ninguna intención didáctica.
-¿Cuáles diría que son sus maestros?
-De ellos hablo en el prólogo, La escritura del tiempo. Son muy variados en el tiempo y en el espacio. En todos ellos he buscado la reflexión y la emoción, aparte de la perfección formal. Por citar una trinidad significativa: San Juan, Leopardi, Petrarca…, pero hay muchos otros.
-Publica en la colección Vandalia, que usted dirige, ¿qué le supone?, ¿mayor compromiso, más exigencias?
-Es todo un reto y todo un honor. Vandalia fue un proyecto ilusionante desde su fundación y ahora es una realidad gratificante. Con la publicación de mi ‘Poesía reunida’ he intentado estar a la altura de las circunstancias.