‘Siete caminos para Beatriz’ consolida la trayectoria poética de Ernesto Pérez Zúñiga

Vicente Molina Foix presentó este nuevo título de la colección Vandalia

Entre las primeras novedades del año, la colección Vandalia ha presentado el nuevo poemario de Ernesto Pérez Zúñiga, titulado ‘Siete caminos para Beatriz’, que viene a consolidar la trayectoria de este autor, reciente Premio Torrente Ballester y considerado como uno de los escritores más brillantes y prestigiosos de su generación. Vicente Molina Foix fue el encargado de dar a concoer este libro, que parte del mundo mítico de Dante para crear un recorrido de emociones y visiones contemporáneo. “Las diversas secciones de este volumen –éxplicó el poeta- transitan por los tres estadios de la ‘Divina comedia’: Infierno, Purgatorio y Paraíso, actualizados con las imágenes de nuestro siglo XXI, renacidos en nuestra época. La búsqueda se renueva constantemente pero, como en la obra de Dante, la guía sigue siendo la figura intermitente de Beatriz”.

‘Siete caminos para Beatriz’ representa un viaje hacia el interior de nuestros símbolos y máscaras, así como hacia las diversas fases de la experiencia amorosa, con una variedad de invenciones y formas ajustadas a cada pulsión poética. “Se produce –según comentó Ernesto Pérez Zúñiga sobre su obra- una introspección y una aventura en este viaje, una transformación. Un diálogo entre el extrañamiento y la empatía con el mundo actual. Quizá va un paso más allá respecto a libros precedentes, ya que la escritura se origina en la revolución amorosa que impulsa un nuevo conocimiento del mundo, y también un desprendimiento de certezas caducas. Formalmente, los poemas (en verso o en prosa) se inspiran en la música de la ‘Divina comedia’ y se actualizan en ritmos propios, salvo los tres poemas finales de Paraíso, que homenajean el ideal clásico.

La presencia e influencia de la ‘Divina comedia’ en este libro se debe, sobre todo, a los cantos de Dante y también a las ilustraciones que hizo en su momento William Blake: “Son cantos y figuras que me interesan desde hace años. Forman parte de ese universo mítico que dejé que fluyera, más que el poema de Dante en sí mismo. De la ‘Divina comedia’ está presente la dinámica de un camino simbólico, aunque renacido en un paisaje contemporáneo, incluso futurista. En este sentido, nuestro paisaje fundamental es urbano, representado expresamente en la ciudad de Tokio (en la parte correspondiente al Purgatorio) y en la ciudad de Dite (en el Infierno), poblado por muchos fantasmas de la sociedad del siglo XXI. La selva de Dante en este libro es una selva urbana”.

El personaje de Beatriz, por otro lado, es “el verdadero motor de este libro”, según relató el poeta, ya que es “una persona real que propicia la escritura de los poemas a su paso por mi propia experiencia. Es el imán inevitable del viaje y del aprendizaje, una fuerza amorosa que conduce a una transformación del universo, y al descubrimiento de un mundo exterior e interior al mismo tiempo”. A lo largo de toda su trayectoria profesional, algunos nombres, además de Dante, han marcado su creación literaria. “Muchos poetas me influyen -indicó-, también poetas vivos. Nombro algunos entre los clásicos, como Eliot, Rilke, Auden, Lorca, Cernuda, San Juan o Javier Egea. También poetas en prosa: Poe, Bécquer, Onetti, Guimaraes Rosa o Valle Inclán. No es una lista cerrada, va variando”. Consideró el autor que la poesía tiene un objetivo prioritario: “Tratar de incorporar al lenguaje por primera vez algún tipo de experiencia, o una parte de la realidad desconocida para el que escribe, y que sea digna de ser compartida, porque de alguna manera nos pertenece a todos. Un fragmento de verdad que se corresponda a un fragmento de belleza. La poesía, para mí, comparte la rabia de la búsqueda y la calma del darse cuenta: futuro, presente y pasado”. Pero como autor, compagina su trabajo de narrador con el de poeta, y lo hace siguiendo una aparente pauta de trabajo. “Las novelas –explicó- están escritas con premeditación. Voy llenando cierto universo durante largo tiempo, y luego lo vacío en la escritura. En el caso de la poesía, cada poema nace de la necesidad de un instante, sin premeditación alguna, en un periodo muy corto, que se repite de cuando en cuando, a intervalos, lo largo de años. Es al reunirlos cuando los pulo y los estructuro por temas comunes: impulsos y búsquedas afines. Y ahí la visión narrativa es de gran ayuda”.