Entramos en la biblioteca del Colegio Bergamín de Málaga, pero por unos minutos nos trasladamos a un pueblo a orillas del Mississipi de la mano de Tom Sawyer y el resto de los personajes que protagonizan esta obra de Mark Twain. Ante la atenta mirada de las familias, el alumnado y voluntariado de Lecxit están representando un pasaje de esta conocida novela. Este es solo uno de los momentos que se han vivido en las emotivas sesiones de cierre de este proyecto socioeducativo, en las que ha habido desde gymkanas, lecturas teatralizadas, concursos o hasta el famoso rosco del programa de televisión Pasapalabra; instantes donde los abrazos y las miradas de complicidad siempre han sido protagonistas.
Las más de 400 parejas Lecxit de Andalucía, Ceuta y Melilla han vivido juntas momentos de aprendizaje, superación y, como no, de lectura, otros muy especiales de convivencia durante este curso académico, pero sin lugar a dudas, uno de los que recordarán de forma más especial es el día de la despedida. Este primer año, el proyecto ha llegado a 16 centros de primaria de Málaga, alcanzando más de un centenar de menores, lo que puede contribuir a transformar la realidad social malagueña. Tal como ha destacado el director general de la Fundación José Manuel Lara, Pablo Morillo Pérez: “Lecxit ha creado rincones de lectura para menores que no tienen las mismas posibilidades de acceso a los libros. Una vez a la semana han tenido la posibilidad de tener un espacio de lectura, estar sentados con un libro junto a una persona que está dedicando una hora de su tiempo para que mejoren su comprensión lectora y, por tanto, tengan un futuro mejor”.
Las sesiones de cierre han dejado numerosos instantes para el recuerdo, así lo afirma el técnico de Lecxit, Francisco Javier Ruiz Pinazo, cuando asegura que “ahora que cerramos este curso lo más bonito e impactante es poder compartir con los menores el momento final, ver sus caras, cómo se despiden de los voluntarios… y cómo nos piden que por favor el curso que viene sigamos con ellos. Eso es lo más bonito, junto al hecho de ver cómo han mejorado día a día”.
En estos encuentros también han participado familias, como pieza fundamental en la inmersión de los menores en la lectura y con el objetivo de que pudieran vivir, como lo han hecho sus hijos e hijas, una sesión, y además comprobaran el avance de los menores y entendieran la importancia de que ellas continuaran fomentando el hábito lector en casa. En estos encuentros se han dado herramientas a los padres para seguir promoviendo la lectura desde el hogar, para que apoyen el interés por los libros y, sobre todo, para que acompañen en la mejora de la comprensión lectora., que los menores han trabajado durante el curso en las sesiones Lecxit. Asimismo, además de recibir pautas para continuar con el hábito lector en el período estival, las familias han mostrado su satisfacción por el proyecto. Tal es el caso de Rosa Idalia García Valderramos, que asegura que su hija siempre iba contenta a las sesiones y muy ilusionada por estar con su voluntaria. Cuando le ofrecieron la participación de su hija en el proyecto no lo dudo, ya que considera “que la lectura es algo muy positivo para ella y una experiencia que ha disfrutado mucho. De hecho, he notado mejoría en sus notas y me he dado cuenta de lo mucho que le ha ayudado”.
Esta sensación de satisfacción es compartida por otras madres del proyecto, como Victoria Otero Casas que asegura que su hijo asistía muy contento a las sesiones y que “desde que entró en quinto de primaria dejó de leer. Sin embargo, desde que empezó Lecxit ha pasado de no tener nada de interés por la lectura a mostrar más inquietud e incluso contar algún cuento a la hermana o retomar lecturas que tenía aparcadas. Además, su tutor me ha dicho que había mejorado la lectura y puntuación desde que está en el proyecto”.
El hecho de que el alumnado participante en Lecxit ha mejorado la comprensión lectora es ratificada por el personal dinamizador y técnico del proyecto. En palabras de Francisco Javier Ruiz Pinazo: “Es asombrosa la evolución en este curso, comprobar cómo al principio prácticamente no eran capaces de leer dos frases y ahora son capaces, no solo de leer un texto, sino de comprenderlo y comentarlo, es lo que hace que este proyecto merezca sin duda la pena”. Más allá de la mejora en la comprensión lectora, recalca que “la experiencia para estos menores es asombrosa, han tenido una persona dedicándoles un tiempo, han recibido una escucha activa… Nos dicen mucho cómo van a echar de menos al voluntariado”.
Ante estas palabras se cumple la moraleja de Tom Sawyer con el alumnado Lecxit; la perseverancia le ha demostrado que los límites no existen y el voluntariado ha hecho posible que crean en ellos mismos para alcanzar sus metas.