Jordi Juan Martínez y Rui Díaz presentaron las novelas ganadoras del XXXVIII Premio Felipe Trigo

‘La capital inverosímil’ y ‘El cuento del espejo’, respectivamente, llegan a las librerías

Los ganadores del XXXVIII Premio Felipe Trigo en la modalidad de Novela y Narración Corta, Jordi Juan Martínez y Rui Díaz, presentaron en Madrid sus respectivas obras, ‘La capital inverosímil’ y ‘El cuento del espejo’ Ambos, que este año formarán parte bdel jurado de la nueva ediicón -que se falla en Villanueva de la Serena (Badajoz) el 22 de noviembre, valoraron de forma muy positiva el certamen, ya que «nos da la oportunidad de hacernos visibles al tratarse de un premio de gran repercusión y muy democrático», indicó Jordi Juan Martínez.

Al acto en Marid asistió la concejal de Cultura del cotado ayuntamiento extremeño, Ana Mansanet, quien destacó el importante trabajo que llevan a cabo, tanto la comisión lectora como el jurado, durante todo el proceso del premio. Por su parte, Ignacio Fernández Garmendia, editor de la Fundación José Manuel Lara, subrayó que las dos obras ganadoras «tienen un alto potencial literario».

El ganador

Sobre ‘La capital inverosímil’, de Jordi Juan Martínez, el jurado, que estuvo presidido por Benjamín Prado, valoró la calidad literaria de la novela, una apuesta narrativa ambiciosa e híbrida en la que se mezclan el género histórico y el policíaco, pasando por la novela bélica, la de espionaje o incluso el western. Jordi Juan Martínez tiene una reconocida trayectoria como escritor y guionista, con amplia experiencia en producciones audiovisuales.

Está ambientada en Valencia, marzo de 1937, donde tiene lugar un cri­men atroz. La víctima es Elvira Olaya, una joven perteneciente a la alta burguesía republicana. El Chino Mateu, un expolicía li­cenciado del ejército popular por las heridas recibidas en el frente de Madrid, será el elegido para esclarecer el turbio asesinato.

Jordi Juan propone una apues­ta narrativa ambiciosa e híbrida, donde se mezclan desde el gé­nero histórico hasta el policíaco pasando por la novela bélica, la de espionaje o incluso el wes­tern, con su combinación de épica y matices crepusculares. Una sólida galería de persona­jes, mitad imaginarios, mitad reales -entre los que destaca su magnético protagonista-, y una intriga poderosa, repleta de gi­ros sorprendentes hasta sus úl­timas páginas, son los resortes de los que se sirve La capital in­verosímil para brindarnos un su­gestivo relato de final trepidante, ambientado en un tiempo tan cautivador y terrible como el de nuestra Guerra Civil.

¿Cómo surge la idea de presentar esta obra al Premio Felipe Trigo?

– Acabé el último borrador de la novela poco más o menos cuando salió la convocatoria del premio y, sabiendo de su prestigio y limpieza, y de su publicación por la Fundación Lara, pensé que valía la pena probar suerte y comprar ese billete de lotería que supone siempre el presentarse a un premio literario.

Jordi Juan Martínez, ganador del Premio Felipe Trigo con ‘La capital inverosímil’.

¿Se siente cómodo especialmente en el género negro? ¿Cuáles son sus modelos o autores preferidos en este sentido?

– Sí, soy muy aficionado al policíaco como lector desde joven. El género negro tiene, entre otros componentes, un trasfondo épico y una complejidad moral que me apasionan. A la hora de escribir, uno de alguna manera tiende a intentar hacer aquello que le gustaría leer y aposté por el policíaco en mis primeras novelas. En cuanto a mis autores favoritos, me temo que soy poco original, los clásicos como Hammett, Chandler, Highsmith y alguno un poco más contemporáneo como James Ellroy, Marc Behm o Dennis Lehane.

¿Qué origen tiene el argumento de ‘La capital inverosímil’? ¿Cómo surgió?

– Siempre me despertó curiosidad la época republicana y, en concreto, el periodo en que mi ciudad natal fue accidentalmente la capital de esa República en guerra. Recuerdo que escribí un primer argumento destinado al cine hace casi diez años que no fue a ninguna parte y retomé la idea hará tres años, poco antes del 80 aniversario de la capitalidad republicana de Valencia. En este caso, el aniversario histórico actuó como revulsivo y desencadenó primero el ansia por documentar el escenario y la época, y luego la escritura casi compulsiva de la novela sobre la base de aquel viejo argumento.

Pero esta novela abarca más géneros, más temas. ¿Cómo la calificaría usted, si puede encajarla en alguno de los géneros conocidos?

– Es una novela híbrida, una combinación de géneros entre el policíaco y el histórico, aunque también tiene aportaciones del género de espionaje, la novela bélica, incluso del western en su tono y estética. A mi juicio, el policíaco es el vehículo narrativo que mejor se adapta a estos trasvases. En este argumento, la Historia tenía tanto peso como el misterio o la acción dramática, y se trataba de agitar bien la coctelera y mezclar sus ingredientes.

¿Hay que seguir escribiendo sobre nuestra Guerra Civil?

– Fíjate, yo lo que me pregunto es por qué no se escriben más novelas sobre ella. Fue uno de los acontecimientos más importantes del pasado siglo a escala mundial y una tragedia humana brutal que costó a nuestro país al menos medio millón de víctimas, una quinta parte sin identificar,  y otros tantos exiliados. Además, la Guerra Civil está incrustada en nuestro inconsciente colectivo. Somos herederos directos de ella y basta echar un vistazo a la política actual para percibirlo con claridad. Así que lo que me resulta extraño es que no haya más novelas, películas o series televisión sobre la guerra, porque es un pozo sin fondo para la ficción. Por lo demás, creo que ejercitar la memoria, sin maniqueísmos, es muy bueno para tonificar el músculo crítico de una sociedad como la nuestra.

Trabajar como guionista para el sector audiovisual, ¿Ha marcado ya su trayectoria como novelista? ¿Ha influido su estilo?

– Por supuesto, por un lado es el oficio con que me gano la vida y ocupa la mayor parte de mi tiempo. Y, en ese sentido, también el que me marca los períodos en los que puedo desarrollar una novela. Por otro, ha influenciado en mi escritura de un modo determinante. A la hora de estructurar o hacer elipsis o de practicar un diálogo fluido. Mis referentes son tanto audiovisuales como literarios. Uno de los primeros lectores de esta novela me dijo que le recordaba a una película de Clint Eastwood. Es un amigo, claro, pero no me podía haber dedicado un comentario más halagador.

¿Está trabajando ya en nuevos proyectos literarios?

– Sí, intento alternarlos con mi trabajo en la televisión y uno nunca sabe cuándo va a parar y poder centrarse en exclusiva en un proyecto. Así que procuro que no haya tiempos muertos entre novelas en la medida de lo posible. Ahora estoy ya con otra nueva, pero en la misma línea de ‘La capital inverosímil’. O al menos con el mismo protagonista. El Chino Mateu es uno de esos personajes al que matas o del que no te puedes separar así como así. Y yo lo dejé vivo y coleando.

Narración corta

El Premio de Narración Corta recayó en el relato titulado ‘El cuento del espejo’, del joven autor extremeño Ruiz Díaz. Construido sobre un tema de absoluta actualidad, se sirve de un tono desenfadado para abordar cues­tiones muy serias, ya que su autor ha reflejado algunos de los entresijos de la política y los poderosos a través de la mirada de sus observado­res, puesto que la acción transcurre en una empresa demoscópica, sema­nas antes de las elecciones que podrían cambiar el rumbo del país.

Rui Díaz, ganador del Premio de Narración Corta por ‘El cuento del espejo’.

‘El cuento del espejo’, ganador del Premio de Narración Corta, descubre claves oscuras de la política y los poderosos a través de la mirada de unos profesionales del análisis ante la celebración de unas elecciones políticas. En ese clima de tensión, la incorporación de un becario a la plantilla y la aparición de un hombre fuerte del gobierno, que trae una extraña y peligrosa petición, harán tambalearse los principios morales de sus pro­tagonistas, reflejos de una so­ciedad en la que las preguntas y las respuestas conllevan dilemas éticos.

Con ritmo ágil y divertido, con diálogos rápidos y mordaces, Rui Díaz fabula sobre engaños, conspiraciones y trampantojos. Ya desde su título, el relatojuega con una tradición que va desde los cuentos populares a Valle-Inclán o Borges. No en vano, los espejos siempre han representa­do el acceso a otro mundo: en­contrar las diferencias con el que creemos conocer es lo único que puede acercarnos a la verdadera realidad.

¿Cómo surge la idea de presentar esta obra al Premio Felipe Trigo?

– Conocía el premio desde hace tiempo y un año antes me presenté en la modalidad de novela, motivado sobre todo por su fama de premio limpio e íntegro. Además, el hecho de que pasase a ser editado por la Fundación José Manuel Lara también era un gran aliciente. Al año siguiente no lo dudé. Tenía una obra con la que estaba contento y decidí volver a probar suerte. 

– ¿Qué origen tiene el argumento de ‘El cuento del espejo’? ¿Cómo surgió este relato?

– La idea surgió tras leer un artículo sobre las empresas demoscópicas. Me resultó muy interesante y una buena excusa para probar algo nuevo en mi forma de escribir. En realidad, a pesar de ser una novela muy apegada a la actualidad, en origen,El cuento del espejo’ fue una obra de teatro; el primer borrador tiene cuatro años. Me temo que la actualidad política ha caminado en círculos desde entonces. Quería acercarme a cierto tipo de diálogos y a cierto tipo de comedia, muy rápida y ágil. Un tiempo después, sentí que podía retomar la historia y no paré hasta encontrar la mejor manera de contarla, acabando por convertirla en una especie de pequeña nivola, que espero que funcione y se haya enriquecido en su formato actual. 

¿Se siente cómodo con el género del relato corto? ¿Surgen ideas especialmente pensadas para este formato, o no sabe si van a terminar en relato corto o en novela?

– Siempre he escrito cuentos y alguna que otra novela corta. Normalmente, antes de comenzar a escribir, tengo claro el principio y el final de la historia. La mayoría de las veces, son las necesidades de los personajes las que acaban llevando la historia a un formato largo o corto. 

– ¿Cree oportuno su relato teniendo en cuenta los propios acontecimientos que estamos viviendo en la política nacional?

– Es la primera vez que escribo una obra cuya temática es abiertamente política. Normalmente miro hacia el interior para intentar darme sentido dentro del mundo en el que vivo. Llega un momento, supongo, en el que es necesario mirar hacia fuera para intentar comprender todo lo demás y cómo nos influye. No pretendo cambiar el mundo, ni hacer su radiografía, si acaso presentar en voz alta mis dudas y las de mis personajes, que espero que sean también las de muchos de los posibles lectores. 

– ¿Qué lecturas y autores son sus preferidas/os?

– Soy un apasionado de Luis Landero, de Paul Auster, de Stephen King… Todos ellos por muy diversos motivos, pero igual de importantes. También busco editoriales diferentes y arriesgadas, como pueden ser Aristas Martínez o Candaya.

– ¿Qué papel juega el humor, la ironía, en sus escritos?

– Normalmente trabajo principalmente el drama. ‘El cuento del espejo’ ha sido mi primera incursión en cierto tipo de comedia en mis textos, donde el chiste o el juego pasa rápido, como si el diálogo fuese un coche a toda velocidad que sólo dejase su estela. Jugar con la ironía y el humor me parece terriblemente complicado y sé que solo he conseguido aproximarme a lo que quería hacer. Pero, a fin de cuentas, creo que una aproximación es siempre lo más cerca que vamos a estar de lo que queríamos con cualquier obra que hayamos pensado. 

– ¿Está trabajando ya en nuevos proyectos literarios?

– Tengo una novela terminada que estoy intentando mover y un libro de cuentos que acabo de terminar. También tengo en proyecto comenzar una nueva novela y alguna que otra cosita más a la que todavía tengo que darle forma.