El Espacio Santa Clara registró un lleno absoluto de público durante el ciclo ‘Poesía en Vandalia’, celebrado en Sevilla y organizado por la Fundación José Manuel Lara el pasado mes de noviembre. En el acto de inauguración participaron Pere Gimferrer y José Manuel Caballero Bonald, “dos poetas distintos, pero no distantes”, como señaló el escritor y director de la colección Vandalia, Jacobo Cortines. El segundo día se inició con una mesa redonda moderada por Ignacio Garmendia y con la intervención de los poetas Carlos Marzal, Aurora Luque, Eduardo Jordá y Antonio Lucas. Igualmente, la segunda mesa contó con la participación y lectura de poemas de Justo Navarro, Blanca Andreu, Joaquín Pérez Azaústre y José Luis Rey.
Tras la bienvenida de la directora general de la Fundación Lara, Ana Gavín, que expresó la intención de que este ciclo tenga una periodicidad anual, intervino también el director general del Libro, Archivo y Bibliotecas de la Consejería de Cultura de la Junta, Julio Neira, entidad patrocinadora de este encuentro, que contó también con la colaboración del Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla y de la Orquesta Barroca de Sevilla.
Intercambiar ideas, fomentar el contacto de los poetas con los lectores y explorar los rumbos de la poesía actual fueron los objetivos del ciclo, que abrió Caballero Bonald con un diálogo con Pere Gimferrer. El escritor andaluz destacó el papel de la memoria en su actividad literaria: ”Si uno no tuviera recuerdos, no escribiría. Escribo acordándome de lo que he vivido, modificado, eso sí, por las exigencias del texto literario”. Indicó además que para él la poesía “es un hecho lingüístico, imágenes que ofrecen la posibilidad de juntar palabras que se asoman a un mundo desconocido que descubre una realidad nueva”. Por su parte, Pere Gimferrer definió la poesía como “una asociación de sentidos independientes pero con su sentido lógico inmediato, que es la búsqueda de lo absoluto verbal”.
Ambos autores leyeron poemas del otro, como “en una especie de peloteo”, según dijo Caballero Bonald, y hablaron sobre sus autores de referencia. El poeta jerezano indicó que “empezó a leer de forma irregular en una etapa culturalmente hostil, como era el final de los años 40”, y encontró una biografía de Espronceda. “Sus historias me dejaron asombrado, y quise imitarlo. Al no poder ser, lo imité en escribir poesía y en llevar una vida licenciosa”, dijo. Gimferrer, por su parte, manifestó su interés primero por Rubén Darío y Góngora, hasta llegar a las vanguardias. “La formación de Caballero Bonald y la mía no son tan distintas. Empezamos por cierta poesía en castellano, y luego fuimos ampliando nuestras lecturas”.
El descubrimiento de la poesía como elemento de expresión, la fascinación por el poema como “si fuera una medicina, con un valor terapéutico en situaciones límite”, la estela que ha dejado la llamada ‘poesía de la experiencia’ o la pasión por la imagen y el lenguaje que siente el poeta fueron algunas de las conclusiones que generó este encuentro, cuya primera edición vino a celebrar también el décimo aniversario de la colección Vandalia.