Imagen de Carolyn Richmond y su marido, Francisco Ayala, tomada en Granada en 1987 y que ilustra la portada del libro.
‘Días felices. Aproximaciones a ‘El jardín de las delicias’ se presentará en Granada (14 de junio) y en Sevilla (18 de junio)
La mujer de Francisco Ayala, Carolyn Richmond, presentó ‘Días Felices. Aproximaciones a ‘El jardín de las delicias’, una “crítica literaria” y también “un acto de amor” a la obra cumbre del autor granadino con el que obtuvo el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2018, que conceden la Fundación Cajasol y la Fundación José Manuel Lara. La catedrática de Literatura Española (Nueva Inglaterra, 1938), viuda del autor granadino, ha tratado de desentrañar cada uno de los detalles de esa “arca de las palabras” que es ‘El jardín de las delicias’. “He estado encerrada durante 15 años en esto. Se puede decir que he vivido en el libro y que ahora presento un bebe mío. Saber que muchas personas van a leerlo y comentarlo me llena de emoción. Estoy muy agradecida al premio y al mundo”, afirmó la crítica, escritora y profesora norteamericana, a la que el Gobierno concedió hace diez años la nacionalidad española.
Richmond describe este libro omo una “indagación” de una de las obras más destacadas de Ayala (Granada, 1906 – Madrid, 2009). En ella realiza un análisis de corte tradicional y personal con el objetivo de dialogar sobre el arte, el tiempo y la relación entre literatura y realidad que tanto abarcó el autor granadino con su “profundo simbolismo”. “Es muy interesante porque, cuando lees ‘El jardín de las delicias’, puedes pensar que es un libro sin más. No obstante, como todo un buen clásico, hay muchas maneras diferentes de leerlo y no hay nada sencillo. Cuanto más lees, más riqueza tiene el libro y más cambia, al igual que pasa con las personas”, explicó la autora.
“Realmente, esto ha sido un acto de amor. Cuando yo empecé a hacer este trabajo, escribiendo la crítica, él se sentaba a mi lado y leía mi pantalla, le gustaba hacerlo al final del día. A pesar de que yo le decía que esto no funcionaba, que no era una crítica, él estaba contento. Era una relación curiosa la nuestra”, confesó Richmond. Ayala falleció mucho antes de que la obra estuviese terminada, un hecho que, según la autora, se nota en el texto, ya que hubo un espacio de varios años donde no pudo hacer nada, reconoció. “Me ha costado muchas horas de trabajo mezcladas con muchas emociones, una contraposición de lágrimas y alegría; por suerte, he podido ponerle fin”, recalcó.
No obstante, esta mezcla de amor y crítica hace que la propia autora reconozca su libro como un subgénero que da nombre a su título, una “aproximación”, y que el jurado del Premio Manuel Alvar le propuso añadir “días felices” tras leerlo.
Para Richmond, catedrática emérita de Literatura Española de la City University de Nueva York, es necesario que ‘El jardín de las delicias’ entre en las aulas y se acerque al público joven.