El amor y el tiempo protagonizan los versos de ‘Últimos poemas (Lo que nunca sabré decirte)’
Un valor muy especial tiene para la colección Vandalia este libro que su autor ha querido titular ‘Últimos poemas’. El escritor granadino Rafael Guillén, uno de los grandes nombres de la poesía española contemporánea, se ha empeñado en convencernos de que se trata de su último libro, pero sus seguidores quieren pensar que eso está por ver. Conocido y valorado por los lectores, de él recordamos también en esta misma colección una amplia muestra de su obra que quedó recogida en ‘Estado de palabra (Antología 1956-2002)’. Estos ‘poemas últimos’, versos de amor con gran musicalidad y vinculados al siglo XXI, ponen el broche de oro a un itinerario que sitúa a su autor entre los grandes poetas del medio siglo. “La poesía de Rafael Guillén es una de las más singulares, complejas y atractivas de la poesía española contemporánea”, ha comentado Luis García Jambrina. Guillén presentará este poemario en Granada el 28 de octubre, en un acto organizado por el Centro Andaluz de las Letras en la Biblioteca de Andalucía, y que contará con la intervención de Ignacio F. Garmendia, crítico literario y editor de la colección Vandalia, y con el poeta y profesor de la Universidad de Granada Álvaro Salvador.
Los versos que componen este libro son poemas de amor; pero de un amor que se sabe del siglo XXI y que hunde, por tanto, sus raíces y se desarrolla en unas coordenadas muy distintas a las que nos dejaron en herencia grandes poetas de siglos anteriores. Las nuevas tecnologías y la ciencia comparten versos con las palabras de amor y las emociones más íntimas.
– ¿De verdad podemos estar ante los ´Últimos poemas’ de Rafael Guillén? No parece que un poeta deje nunca de serlo…
– Ante los últimos poemas que publique, sí, de verdad. Cada libro (excluyendo folletos y antología) me ha ocupado una media de cinco años. Si publicara y tuviera uno nuevo, sumando los años que tengo, pasaría de los noventa. Por supuesto que nunca dejaré de ser poeta y que escribiré lo que pueda; pero no deseo que mis últimos libros reflejen la decadencia física que me viene invadiendo. Me sirven de experiencia los últimos libros de algunos autores.
– Puede describirnos cómo son los poemas de este libro desde el punto de vista formal, ¿qué estructura presenta?
– Este libro podría ser continuación del anterior: ‘Balada en tres tiempos, para saxofón y frases coloquiales’. Solo que aquí pongo título a los poemas y en el otro, no. O sea, que son poemas amorosos. Formalmente, prescindo de estrofas y de rimas. No de la medida y el ritmo. Todos los poemas están basados en el aliento y en la musicalidad.
– ¿Se considera un poeta especialmente atrapado por el sentimiento amoroso?
– El tema del amor, como el tema del tiempo, está presente siempre, de una manera u otra, en todos mis libros. Pero en este caso, y siguiendo la tendencia de los cuatro libros recogidos por Jenaro Talens en el volumen titulado ‘El otro lado de la niebla’ -dedicados a los cuatro términos de la ecuación einsteniana de la relatividad: tiempo, materia, espacio y movimiento-, pretendo que el amor aquí reflejado sea un amor del siglo XXI. Dentro de mi admiración por la poesía amorosa decimonónica, representada por Bécquer, y más aún por la del siglo XX, si pensamos en Neruda o en Salinas, creo que en el amor de este nuevo milenio no pueden estar ausentes los grandes descubrimientos de la ciencia y de la técnica. Son muchas las ocasiones en las que he tenido que hablar de esto y, claro, he de repetirme. ¿Hay algo más poético en física, que la ‘Teoría del espectador’ o ‘Los universos paralelos’? Y en la técnica: ¿algo más nuevo y sugerente que ver y hablar, mediante un aparatito de bolsillo, con una persona que está a ocho mil kilómetros de distancia?
– ¿Me puede señalar algún poema en concreto?
– Por ejemplo, el que se titula ‘El centro de lo oscuro’. Está escrito tras leer el libro ‘Los agujeros negros’, del astrofísico Antxón Alberdi, quien, al conocer el poema, me confirmó que científicamente está plenamente ajustado a la naturaleza, origen, evolución y supuesto final de estas áreas en el espacio. Y, sin embargo, el mío es un intenso poema de amor.
– ¿Se siente cerca de las nuevas generaciones de lectores? ¿le preocupa los nuevos gustos y el uso de otros métodos de lectura?
– Debería sentirme muy cerca de las generaciones más jóvenes, ya que busco unos cánones más en consonancia con el siglo XXI. Si el uso masivo de tabletas y otros artilugios no fuese en detrimento de la lectura, cosa que me temo, espero esa cercanía con las nuevas generaciones, ya que muchos de mis libros circulan digitalizados por eso que llaman “la nube”.
– ¿Qué lecturas y autores le siguen acompañando? ¿lee o relee?
– Me acompaña mi biblioteca que, aunque pertenece ya a la Biblioteca de Andalucía como parte de mi legado, conservo en casa de por vida. En cuanto a leer, leo y releo para seguir aprendiendo y, sobre todo, porque disfruto. También leo algo para “desengrasar”.
– ¿No dudó al elegir un título tan definitivo y simbólico?
– No lo dudé. A partir de ahora, me encantará escribir poemas póstumos.