Antonio Cáceres presenta su poemario ‘La luz más quieta’, nuevo título de la colección Vandalia

Se incorpora a la colección Vandalia el poeta Antonio Cáceres, un autor que se inclina con naturalidad al registro menor de la conversación y de la confidencia. En uno de los poemas de su anterior entrega, Tono menor, Cáceres apuntaba ya a la sencillez y la claridad como vocación estética de su poesía. Sin perder la manera contenida que le es propia, buena parte de los poemas que ahora recoge el libro ‘La luz más quieta’ se revelan a partir de un estado de vigilia ensoñada.

‘La luz más quieta’ se presentó en la sede en Sevilla de la Fundación Cajasol ante numeroso público, que disfrutó de una gran velada poética protagonizada por el autor y por sus dos presentadores, Jacobo Cortines y Juan Lamillar, que hicieron un destacado elogio tanto del autor como del poemario en sí, ya que Antonio Cáceres ha vuelto a publicar después de veinte años de silencio editorial. Esta entrega confirma su condición de poeta hondo, de obra escasa pero perdurable. La claridad asociada a su poética se enriquece aquí con nuevos temas y tonos que en ocasiones bordean los linderos del sueño.

Antonio Cáceres, Jacobo Cortines y Juan Lamillar, durante la presentación de ‘La luz más quieta’ (Fotos: Luis Serrano)

Sin perder la manera contenida que le es propia, algunos poemas de este nuevo libro de Antonio Cáceres parecen provenir del sueño o la vigilia semiinconsciente en los que se desdibuja la línea tenue de la conciencia. Cuando llega a borrarse, hasta el ejercicio de la escritura automática –caso del poema final, un homenaje a Góngora y a su Tercera Soledad, nunca escrita–, surge un contrapunto de estilo que, sin llegar a ser hermético, se vuelve menos evidente para el lector.

Otros poemas ensayan la canción y la elegía, presentes en toda la obra del autor, junto a composiciones más narrativas o de inspiración culturalista. A la diversidad de temas y tonos se ajusta también la variedad métrica de una poesía que se inclina con naturalidad al registro menor de la conversación y de la confidencia. A través de su experiencia y la de los otros, el autor traza una biografía sentimental de la que con frecuencia el poema es un correlato objetivo.

– ¿Qué origen tiene este libro? ¿Cómo ha sido el proceso de escritura?

El origen del libro son conversaciones interiores. Las que surgen de manera espontánea al contemplar lo que nos rodea; o al recordar algo; o al rescatar a tientas lo que inexplicablemente nos propone el sueño, esa otra realidad.

– ¿Qué le diferencia de los anteriores?

Quizás, precisamente, cierto aire de ensoñación presente en los poemas. Por otro lado, mis poemas no difieren mucho de mí, aunque en rigor no sean autorretrato ni biografía. Pero sí expresan una parte íntima de mi vida, la que aflora en los poemas que, aunque presentan variaciones respecto de poemarios anteriores, tienen en común la persona que vive esa existencia.

– Parece que ‘La luz más quieta’ responde a una diversidad de temas y tonos, así como una variedad métrica. ¿A qué se debe?

La forma del verso surge con un aliento propio, largo el paso o corto, vivo o pausado. Cuando el ritmo se ajusta al tono de lo que quiere expresar, suele haber poema. Intento seguir la cadencia de las palabras, ajustar letra y música. Y encontrar el poema.

– Pero existe un punto de unión, algo común en estos poemas. ¿Puede describirlo?

Como decía, en mis poemas subyace una vida, la mía. Creo que ese es el punto de unión entre ellos. Es la única coherencia que me exijo, aparte de la estética.

– No se prodiga mucho como autor/poeta ¿va a cambiar esta tendencia?

Sinceramente, no lo sé. Escribo cuando siento que tengo que hacerlo. A veces, antes de la necesidad, llega el poema por sorpresa. Cuando eso ocurre la recompensa es grande. En ‘La luz más quieta’ hay varios poemas de escritura automática. Aunque, más tarde, el oficio se aplica a limar asperezas, claro. Cuando percibo que un poema tiene entidad propia, sea cual sea el tema o la forma, al terminar de escribirlo siento una gratificación que nunca querría perder. La prodigalidad, el número, me importan menos.

Antonio Cáceres (Madrid, 1960) es autor de los libros de poemas Vuelta de hoja (1992, Premio Esquío), Lagar de San Antonio  (1997) y Tono menor (2017). En 1995 realizó la antología de poesía navideña Hoy son flores y rosas.