Sanz Lobato inauguró en Sevilla la muestra antológica que celebra su Premio Nacional de Fotografía
Rodeado de periodistas, de cámaras fotográficas y de su propia obra, Rafael Sanz Lobato, Premio Nacional de Fotografía 2011, acudió a la inauguración en Sevilla –su ciudad natal- de una exposición excepcional que lo presenta como uno de los grandes nombres de la fotografía española. El Ayuntamiento de Sevilla, a través del ICAS, organiza esta muestra antológica que se celebra hasta el 2 de marzo en el Espacio Santa Clara (C/ Becas. Sevilla), con la colaboración de la Fundación José Manuel Lara.
Este proyecto, coproducido con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (Dirección general de Bellas Artes), rinde homenaje a un sevillano ilustre, aunque poco conocido en su tierra, que pertenece a una generación irrepetible de fotógrafos de posguerra que a partir de los años 50 del pasado siglo dio a nuestro país una producción documental excepcional. Rafael Sanz Lobato convirtió la fotografía en una pasión desbordante, y sus paisajes y personajes definen nuestra propia identidad.
En la inauguración de esta muestra, lamentaba no poder exponer imágenes de Sevilla, que recordaba de un modo muy diferente a la que ha visto ahora. “Aquella calle Sierpes que antes de la guerra estaba llena de bares que olían a café hoy es, en cambio, una calle llena de tiendas si personalidad. Nací en la calle Bécquer, y de niño cruzaba por la Alameda de Hércules y oía a Realito en su academia de baile ¿A qué artista o arquitecto se le ha ocurrido quitarle el albero a la Alameda y convertirla en una plaza vulgar?”, dijo ante el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, que inauguró la muestra acompañado de la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, María del Mar Sánchez Estrella, y de la directora del a Fundación Lara, Ana Gavín.
Creador inquieto y rebelde, hombre íntegro, curioso y joven a sus ochenta años, él mismo se definió como “autor marginal”, al margen de todas las modas y autodidacta, y se mostró muy ilusionado con la exposición, a pesar de que su estado de salud –con una enfermedad degenerativa en sus ojos le impide parte de la visión- no le deja disfrutar de su gran pasión estos últimos años.
Emocionado y apoyado en su bastón, recorrió la completa selección de su obra que podemos ver en Santa Clara y que nos devuelve un tiempo que ya desapareció, un mundo rural tradicional casi desconocido. Las series tituladas Bercianos de Aliste, A Rapa das Bestas o Auto Sacramental de Camuñas sigue acaparando la atención del espectador del siglo XXI y confirman su influencia en autores como Cristina García Rodero. Además de documentalista, no podemos olvidar su faceta como retratista de políticos, toreros y artistas.
En esta exposición, según explican sus comisarios (David Balsells y Chantal Grande) encontramos un magnífico ejemplo del mejor realismo documental, dotado de gran intensidad y sensibilidad. Son documentos clave de la fotografía realista moderna española que han influido de forma importante en autores de las generaciones sucesivas. Su sensibilidad extraordinaria también la encontramos en sus paisajes, donde transforma amaneceres o crepúsculos en pura poesía. En sus retratos encontramos una relación directa y humana con el modelo, en la tradición de los grandes retratistas, retratos en los que Sanz Lobato ha sabido encontrar el momento de inflexión, la bajada de la guardia del personaje ante una pared lisa y desnuda con una inequívoca dosis de dramatismo. Y finalmente las naturalezas muertas, que configuran una nueva etapa y constituyen otra gran lección de fotografía rebosante de buena inspiración y excelente composición.