El salón de actividades de la Casa del Libro en Sevilla fue el escenario elegido para la presentación del libro ‘Mala noche. El cuerpo, la política y la irracionalidad en el siglo XVIII’, de Cinta Canterla, que mereció todos los elogios y el Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2009. El profesor Alberto González Troyano fue el encargado de presentar esta obra, que se acerca al siglo XVIII con una nueva mirada, con una revissión crítica de una época que consolidó las ideas liberales, pero que también promovió una teoría de poder razonable según la cual las decisiones políticas deben ser tomadas sólo por los únicos que, en opinión de los conservadores, están cualificados para ello. Nuevas argumentaciones filosóficas y científicas vinieron a justificar entonces el mantenimiento de privilegios, relegando a grandes capas de la población al terreno de la animalidad por las supuestas particularidades degradadas de sus cuerpos y justificando con ello la violencia sobre las mismas bajo la forma de una necesaria tutela por su declarada incapacidad para la autonomía. El Humanismo de la libertad volvió a quedar anclado, así, por las viejas ideas del Humanismo de la excelencia.
‘Mala noche’ aborda esta discusión en torno al liberalismo y sus límites, tal como se plantea en la Ilustración. Y se centra en una cuestión clásica desde los orígenes de la filosofía occidental: el problema de la delimitación entre cultura y naturaleza, esto es, la espinosa cuestión de dónde acaba la cultura y comienza la animalidad tanto en el interior del hombre individual como en el conjunto de grupos humanos que conforman el hombre colectivo. Esta cuestión de la dificultad de separar el humanismo de la excelencia y el de la libertad llega hasta nuestros días.
En el capítulo I analiza las restricciones que se establecen al principio liberal por sexo, raza y etnia, y clase; se aborda la discusión tal como aparece en autores tales como Kant, Rousseau, Wollstonecraft, Condorcet, Grégoire o Paine. El capítulo II se centra en la argumentación que la ciencia y la filosofía ilustradas dan para distinguir entre unos seres humanos que lo serían de un modo perfecto y otros muchos que resultarían una degradación de ese patrón moral, amparándose en una concepción muy técnica de la racionalidad; trata, por tanto, del problema de la identidad humana, y analiza la teoría de las razas, la teoría de la locura en la epistemología ilustrada y los autores que comienzan a desviarse del concepto de racionalidad hegemónico, dando un lugar relevante a las pasiones: Schaftesbury, Hutcheson, Diderot o Sade. En el capítulo III se recogen las propuestas de Berkeley y Hamann para una nueva concepción más libre de la racionalidad y el ser humano, que serían determinantes para los desarrollos posteriores de una nueva filosofía.
La exposición de estas argumentaciones, con abundancia de citas textuales, está concebida para que el lector asuma un papel activo en la lectura de la obra, reflexionando sobre lo que se va presentando desde la perspectiva de lo que hoy tiene relevancia para el hombre contemporáneo, y no como mera transmisión de erudición. Estas reflexiones forman una cadena que va llevando de una cuestión a otra hasta finalizar el completo recorrido del libro, con la esperanza de que el lector encuentre en él ideas que le hagan ver el mundo que nos rodea con ojos nuevos.