La obra fue galardonada con el Premio Fernando Lara de Novela 2009
La escritora Susana Fortes afirmó en Sevilla, durante la presentación de la novela ‘Esperando a Robert Capa’ (Planeta), con la que ganó el Premio Fernando Lara 2009, que esta obra recoge “la tensa historia de amor del fotógrafo húngaro y Gerda Taro desde el París de 1935, cuando se conocieron, hasta el verano de 1937 en plena Guerra Civil española, que fotografiaron desde la primera línea de batalla”. Fortes confesó que el hecho de que ella escribiera un libro sobre Robert Capa era cuestión de tiempo, pues por “su mitomanía, su pasión por la fotografía, el haber vivido rodeado de corresponsales de guerra y contar con muchísimos documentos del fotógrafo húngaro” hicieron que la novela rondará por su cabeza a menudo.
El “flash” que iluminó a Fortes, según la escritora, fue el hallazgo hace dos años en México de una maleta con tres cajas con 127 rollos de negativos y más de 3.000 fotografías de Capa, Taro y David Seymour ‘Chim’ sobre la Guerra Civil y refugiados españoles, entre las que apareció una instantánea de Gerda Taro con el pijama de Robert Capa en una cama, “una foto casera, que sólo puede hacer un hombre enamorado de su chica, mientras ésta duerme, con un toque próximo e íntimo”, y éste fue el origen de ‘Esperando a Robert Capa, que recorre la historia de los dos, desde que se conocen en 1935 en París hasta el verano del 37 en España, lo que refleja “dos ambientes muy distintos. Por un lado -explicó-, el París de Picasso, de los poetas, de la orilla del Sena, y, además, una ciudad que comenzaba a llenarse de refugiados del nazismo”. Entre los dos refugiados, se encontraba André Fiedmann y Gerta Pohorylle, así se llamaban Robert Capa y Gerda Taro, un húngaro y una judía alemana de origen polaco.
Del ambiente parisino se pasó al “bronco español” de la Guerra Civil, de la resistencia en Madrid, Córdoba, Valencia, Barcelona o Bilbao. La autora apuntó que “la novela se teje con las vidas de ellos, el amor, la guerra y la fotografía, como no podía ser de otra manera para contar la vida de dos de los pioneros del fotoperiodismo de guerra”. En este sentido, le extrañó que nadie se fijará en ellos para hacer una novela, pues cuentan con “unas biografías llenas de tensión, de aventura, de fuerza dramática y de intensidad, en definitiva, un material muy novelesco”, señaló. “La vida de estos personajes del siglo XX -dijo- pasa por París, donde se conocen y donde él enseña a Gerda todo lo que sabe de fotografía. Ella le mostró el camino para que se espabilará y se buscará la vida”. Ante la difícil situación que se vive en Paría por aquellos años y la imposibilidad de abrirse un hueco en la fotografía, deciden inventar un personaje, “un fotógrafo americano audaz, valiente y cotizadísimo, llegando a vender sus negativos por el triple de la tarifa”, apuntó. La figura de Robert Capa comienza como “un juego”, según Fortes, ya que André hacía las fotos, Gerda las vendía y Capa firmaba.
El fotógrafo húngaro consideró el nombre como “perfecto para un nómada sin patria”, recordándole al director de cine Frank Capra. Sin embargo, llegado el momento, “el personaje se los comió y junto con el estallido de la Guerra Civil y su viaje a España para cubrir el conflicto para las revistas para las que trabajaban comienzan los problemas”, aclaró. Los primeros trabajos fotográficos fueron firmados bajo el sello de Capa, pero pronto “ella comenzará a reivindicar su espacio, queriendo que aparezca su nombre en las instantáneas”. Al hilo de esto, Fortes indicó que “este conflicto otorgó a la relación una cierta complejidad, haciendo de ella una pareja nada convencional y muy moderna”, ya que, según añadió, “ella no estaba dispuesta a ceder un palmo de su trabajo, resintiéndose a causa de ello la relación”. Estos conflictos “llenan de intensidad el amor que, junto con el riesgo que corren diariamente en el conflicto, provoca que la cuerda de la pasión en la relación este tensada al máximo y con mucha fuerza dramática”, indicó la autora de esta novela, editada por la Fundación Lara y Editorial Planeta.
“Gerda no llevaba bien ser judía”, según Fortes, pues, aunque estuviera unida a sus tradiciones, fue “consciente que esa condición le hacía vulnerable pese a su fuerte carácter”. Este personaje femenino supuso “más trabajo de documentación, debido a su pronto fallecimiento, si bien, se trata de una de las mujeres más interesante y valiente del siglo XX, que hubiese alcanzado la fama de él de no haber muerte joven”. Fortes explicó que “en Taro convivían dos mujeres luchando dentro de su personalidad. Por un lado, una mujer dura que quiere cambiar el mundo, militante de las juventudes comunistas y soñadora; por otro, una mujer seductora que no renuncia a sus armas de mujer”, manifestó. En este sentido, afirmó que “la guerra hizo que una de las dos fuera ganando terreno” y la definió como “una mujer con tantos encuadres como agallas”.
Fortes, ganadora del Premio Fernando Lara 2009 por la novela, destacó la faceta de “jugador” de Capa, pues siempre se jugaba su vida en la fotografía, como demuestra que fuera el único que tomará la realidad de la primera oleada de la infantería americana en el desembarco de Normandía. Además, añadió que fue “espontáneo e intuitivo, con olfato y mentalidad de jugador” y vivió “atormentado por la duda de si Taro estuvo enamorada de Capa o de Fiedmann, el precio que tuvo que pagar por la invención del personaje”, afirmó